viernes, 2 de enero de 2009

con gas


Calcuta.- India.- Abril 07.-Duración: 10 segundos, sensación como 10 años.-
Son niños que para ganarse la vida venden cualquier cosa por las atestadas calles de Calcuta. Hoy es tabaco de mascar, mañana unas chucherías, otro día unos periódicos
. Me paro al lado de ellos.

Al principio creen que les voy a comprar algo de sus productos, les extraña ya que los occidentales no consumimos esa variedad de productos muy indis. De hecho, cuando te cruzas con ellos ni te las ofrecen. Intuyen también que quizás me pare para darles una ayuda. Tampoco. Tan solo quiero compartir con ellos un poco de tiempo, de nuestro tiempo sin molestar su actividad.

Su tarjeta de presentación es la seriedad ya que como dice el Principito están haciendo algo de los mayores, están
haciendo cosas serias, vender productos para ganarse la vida. Su tarjeta de presentación también es un rostro y tono de voz dando lástima, vendiendo una imagen de la mala suerte en sus vidas y ahora tienen que dedicarse a esta actividad, a su edad.
Cuando les miro fijamente, sus ojos me lo dicen todo. Ellos saben que el fondo ese no es su lugar, esa no es su actividad, en el fondo quieren aún SER NIÑOS. QUIEREN DIVERTIRSE, QUIEREN JUGAR, QUIEREN SONREIR.

Les trato de decir con mi lenguaje universal que….
….si quieren realmente, tienen el poder para cambiar sus vidas, de permitirse llevar y tener la vida que siempre han soñado
que son la leche, que valen mucho
que son geniales
les trato de transmitir y dar un subidón de autoestima.

Me he dado cuenta de que no necesitan
rupias, que en el fondo piden y necesitan cariño, comprensión, unos abrazos y alguien que confíe en ellos para ser el trampolín del salto a una mayor valoración de ellos mismos.



Duración: 15 segundos
Nosotros a lo nuestro, a divertirnos con cualquier cosa. Alguna mirada con prisas y curiosa siempre se produce. Que por un momento se olviden de cosas serias y disfruten de nuestra alegría y simpatía sin palabras, sin lenguajes, eso es lo que me llena realmente.
Como tienen arraigado tanto
, tanto esos patrones mentales de dar lástima, pobreza, terminan por creérselo realmente. Somos lo que pensamos, somos lo que decimos, nuestras células no diferencian diferentes escenarios.

Así el primer paso es volver a sus orígenes, a donde realmente ellos sienten la esencia donde deben encontrarse. Y por supuesto un niño quiere divertirse.
Es cuando saco todo el arsenal para transformar esa seriedad en sonrisas, las herramientas caza sonrisas: ositos, peluches, narices de payaso, canicas, libreta, cámara de fotos, pinturas, juguetes, y venga, a disfrutan juntos un rato.
Nos olvidarnos de las ventas por un momento. Y los indios que pasan por la calle nos miran curiosos. Y me doy cuenta de algo mágico: que a ellos ahora les da igual. Acaban de conectarse con su esencia, con lo que ellos están pidiendo y necesitan realmente.

Y al final no estamos un par de minutos, pueden haber pasado horas. Se han permitido ser ellos mismos, se han permitido conectar con lo que necesitan y nadie les juzgaba, han tenido
un espacio para ser libres, para hacer lo que quieran.
Por eso las llamo sonrisas con gas. Porque son sonrisas un tanto reprimidas. Son niños y quieren pasarlo bien y por sus circunstancias de vida adoptan otras actitudes ya más bien de mayores.
Así que cuando tienen la ocasión, cuando alguien les acepta tal cual son, no les exige, se les permite ser ellos mismos: plashhhhhhh!!!!!!!, surge una explosión de felicidad, alegría que se manifiesta a carcajada auténtica. Es como si hubiera estado tapada durante un tiempo y ahora se abre ese refresco con gas. Y claro la explosión de júbilo es aun mayor.
Su duración es breve para nosotros, 10-15 segundos. Quizás creo que es breve, sin embargo para el Universo, que no entiende de límites temporales ni espaciales, son eternas. Y eternas
porque las recordaré siempre. En mi vida son para siempre.
Y que bonitas son las despedidas, se giran y me regalan una última sonrisa. Que gratificante saber que la alegría les durará…..¿quizás ya toda la vida?
Que así sea.

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