viernes, 2 de enero de 2009

prisa mata



Marraqueck.-
Abril 04.- Foto Edu.-
Solo el Edu es capad de captar estas instantáneas, sencillas y que dicen tanto. Quizás esas fueron las primeras
palabras que escuchaba continuamente al cruzar la frontera en Marruecos: prisa mata.
Da gusto ver a los abuelos en cualquier parte del mundo sentados, relajados, tranquilos charlando de sus cosillas, observando el trasiego de las gentes, de las calles, de su barrio. Transmiten mucha serenidad, quietud, paz. Es como una pose y actitud del trabajo bien hecho durante toda la vida y ahora más posados se permiten parar, ser observadores, descansar, estar tranquilos consigo mismos.
A veces me pregunto qué pensarán de los que se mueven con prisas y rapidez en sus quehaceres diarios. Se
encuentran desde un balcón privilegiado de observadores.
La sonrisa es preciosa. Con un rostro
alegre y lleno de amistad por el compañero que tiene al lado. Un brazo al aire para reforzar el contenido de su alegría y algo que me encanta de este país: el contacto entre los hombres, sus manifestaciones de cariño y amistad. Como apoya su mano en la pierna del compi. Puede parecer algo muy sencillo, una tontería y sin embargo seguro que es mágico. El simple contacto con buenas intenciones de una persona hacia otra, por breve, superficial que sea produce efectos mágicos, asombrosos.
Con sus atuendos típicos de
zapatillas, gorros coloristas y especie de ponchos dan más autenticidad a la escena.
El compi con postura-rostro-gesto
muy receptivo a la sonrisa de quien lleva el protagonismo en ese momento de la conversación.
Y sobre todo donde están…….se encuentran en una esquina. Me encantan las esquinas. Seguro que no es casualidad que se hayan sentado allí. En las esquinas se acumulan energías positivas. De hecho si buscas un sitio para relajarte, sentarte en muchas ocasiones sin saber por qué
tenderás a que sea en una esquina.
Podrás observar el ir y venir en todas las direcciones. Te sentirás como un ave rapaz al poder captar
lo que ocurre en todo tú entorno.
Una sonrisa siempre está bien. Y si además nos permitimos el tiempo suficiente para empaparnos mutuamente de ella, pues mucho
mejor.



Ya lo dice el poema “si con las prisas se me olvidó darte una sonrisa…

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