domingo, 4 de enero de 2009

en compania


Garito de Pawuan.- Naggar.- Himachal Pradesh.- India.- Julio 05
Son las sonrisas
de la amistad, del encuentro y del compartir un chai con los amigos. Es el Pawuan café, como él le llama, aunque yo nunca le vì servir uno, todo eran tés indios, es decir, chais.
Pawuan es del chubasquero rojo. Los monzones llegaron pronto este año al norte de India. Curioso el poblado
y el garito, todos son extranjeros que viven a menudo por allí. No me cabe la menor duda que las sonrisas que reciben tienen la culpa de sus estancias en Naggar.
Se trata de un poblado muy acogedor. Nada más llegar un ambiente de hostilidad y aceptación te envuelve. Las sonrisas están en los namasté, en las compras del puesto de verduras, en el único supermercado, paseando por el valle, perdiéndote por sus sube-bajas de las callejuelas y por supuesto en el Pawuan café.

Es un garito donde acuden tanto los
lugareños como extranjeros. Todos se mezclan, charlan, se divierten y sonríen, sonríen muchísimo. Hay un ambiente debajo de esas cuatro tablas que te cautiva. Allí conocí a gente maravillosa. If el gabacho de las barbas, Martín el de la sudadera, profesor de algo, era alemán, y la pareja belga del fondo.
Pawuan hacía a todo. Regentaba el chamizo, era guía de montaña si se lo pedías, se ofrece a cualquier trabajo o ayuda donde se requiera.
Nunca había mucha gente, y siempre había alguien. Desde el que pasaba con prisas y se tomaba un chai en segundos hasta aquellos que tenían el Pawuan café como su balcón para ver la vida pasar, horas y horas.
El Pawuan, un cielo. Incapaz de hacer mal a algo o a alguien, gastando siempre bromas, siempre sonriendo. Creo que por eso tenía una clientela tan asidua. Cuando veía que el colega
se acercaba ya sabía que ponerle. No tenía nada de especial, sus bancos se caían, apenas se mantenían en equilibrio. Las puntas se salían de las mesas y sin embargo para mi era un templo, un paraíso. Estoy convencido que mi mente no entiende el por qué existen este tipo de esquinas en el mundo donde confluyen unas energías tan bonitas, tan buenas que nos hacen sentir tan bien, que permanecemos horas y horas.

Le pido al Universo un nuevo encuentro contigo. Sé que me lo dará. Ya me imagino nuestro abrazo. Y antes ya estoy
viendo tu sonrisa de bienvenida desde tú garito cuando me veas subir por la cuesta. Como siempre, inolvidable tú sonrisa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario